Adaptación al uso de gafas progresivas

Cómo adaptarse al uso de gafas progresivas

¿Tienes dificultades para ver de lejos y ahora se suma el hecho de no ver bien de cerca? Si necesitas una solución para poder ver bien en ambas distancias e incluso en distancias intermedias, las gafas progresivas son la solución perfecta. Ya que corrigen todas estas anomalías con una sola gafa.

Las lentes progresivas combinan la visión en diferentes distancias con unos cristales multifocales. En una misma lente están integradas las diferentes graduaciones para las distintas anomalías visuales: la parte superior de la lente está graduada para ver bien de lejos, la parte central para distancias intermedias y la parte inferior para ver de cerca.

Uno de los miedos más frecuentes de quien estrena este tipo de gafas es la adaptación a ellas. Cuando empiezas a usar lentes progresivas necesitas tener paciencia ya que se presentarán ciertas dificultades. Pero el periodo de adaptación es corto y enseguida tendrás una mejor calidad de vida.

¿Por qué necesitas unas gafas progresivas?

Con la edad se desarrolla presbicia, también conocida como vista cansada, que provoca problemas para enfocar de cerca. El ojo también envejece y a partir de los 45 años es común tener dificultades para ver bien de cerca. En aquellas situaciones en las que una persona presenta dificultades visuales como miopía, hipermetropía o astigmatismo, a las que se suma la presbicia por el paso de los años, las gafas progresivas son perfectas. Ya que una misma lente permite solucionar los diferentes problemas visuales.

Por tanto, a las deficiencias visuales existentes con el paso de los años se suma el cansancio ocular o vista cansada. El cristalino pierde efectividad para enfocar y no consigue que la imagen sea nítida. Los progresivos son los cristales ideales para corregir esos inconvenientes sin tener que utilizar una gafa diferente en cada situación.

Unas gafas progresivas te permiten no tener que renunciar a ningún tipo de visión, solucionando distintos problemas a la vez

Las gafas progresivas aportan comodidad y autonomía. Consigues una visión nítida en cualquier distancia y facilitan realizar varias actividades a la vez sin la necesidad de cambiar de gafas. Por ejemplo, te puedes ir al museo a ver obras de arte y leer los folletos sin tener que cambiar de gafas para ver de cerca o de lejos.

Además, los progresivos mejoran el campo visual, con una visión panorámica para ver de lejos y capacidad para leer de cerca. Finalmente, el cambio visual de una graduación a otra se hace de forma suave, se consigue una transición ligera.

Los progresivos ofrecen una visión clara a corta, media y larga distancia. Sin embargo, hay que aprender a ver con este tipo de gafas, ya que requieren un periodo de adaptación. Una vez que te hayas acostumbrado a los cristales multifocales podrás pasar de una zona de visión a otra con total fluidez y comodidad.

Consejos para adaptarte a las gafas progresivas

Si has estrenado cristales progresivos, es posible que los primeros días la visión sea un poco borrosa en los bordes laterales de tu campo visual. Cuando las lentes son de última generación con la tecnología más avanzada, estas pequeñas aberraciones se consiguen reducir. Sin embargo, no debes preocuparte. Estas molestias no son importantes y desaparecen a los pocos días.

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Cuando además de presbicia tienes alguna otra anomalía como miopía o astigmatismo, el tiempo de aclimatación es mayor. Pero te acabarás adaptando a las nuevas lentes progresivas. Desde Medical Óptica Audición os facilitamos una serie de consejos para una mejor adaptación a las gafas progresivas.

Hazte una revisión visual completa

Si no te la has hecho ya, contar con una revisión visual completa es imprescindible para detectar los problemas oculares y poder ofrecerte la mejor solución visual posible teniendo en cuenta tu estilo de vida, tus necesidades o tu profesión entre otras opciones. Además, el óptico te ayudará y aconsejará en el proceso de adaptación.

Movimientos suaves

Los primeros días de uso de las lentes progresivas realiza suaves movimientos con la cabeza. Cambia el enfoque de la mirada pasando de elementos en distancias cortas a objetos lejanos. Alterna un enfoque de visión de cerca con una lectura, ya sea de un libro o el móvil, a un enfoque de lejos como la televisión.

Coordina el movimiento de los ojos con la cabeza

Con las gafas progresivas es conveniente combinar la mirada con un pequeño movimiento de cabeza. Si miras de reojo utilizas el área periférica de la gafa la cual se ve borrosa, ya que es un área marginal. Por lo que es común sufrir mareos. Por tanto, para enfocar correctamente acompaña la cabeza con el movimiento de los ojos.

Ejercicios para la adaptación

Desde la comodidad del sofá de tu casa puedes hacer ejercicios para una mejor adaptación a los progresivos. Mirando un punto fijo, siéntate y levántate repetidas veces controlando el movimiento. De esta manera el cerebro se aclimatará a los nuevos campos de visión. Si trabajas delante de un ordenador, adapta la altura de la pantalla para que esté a la altura de tu enfoque medio para una visión más amplia.

Cuidado al subir y bajar escaleras

A la hora de subir y bajar escaleras es conveniente que muevas la cabeza hacia abajo para mirar los escalones. Es decir, acompañar la mirada con la cabeza. Si no movemos la cabeza, la zona se puede ver borrosa y provocar pérdidas de equilibrio. Baja la cabeza y los ojos para mirar por la parte central o superior y no por la parte inferior de la gafa.

No utilizar las gafas progresivas tumbado

Cuando estás tumbado, ya sea en el sofá o en la cama para leer o ver la televisión, las gafas progresivas no son las gafas ideales. Mientras estás tumbado es difícil focalizar la imagen con progresivos. Es recomendable incorporarse para poder ver por el enfoque adecuado y focalizar bien la imagen.

No tengas miedo a probar las gafas progresivas. Elige unos progresivos adecuados y especiales para ti. Con nuestro estudio optométrico personalizado conseguimos las gafas progresivas totalmente adaptadas a tus necesidades visuales. Por último, el consejo más sabio que te podemos dar es que seas paciente. El tiempo de adaptación puede ser mayor o menor, tardar unas horas o unos días, pero te acabarás acostumbrando.

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