¿Por qué se produce y qué es la cera de los oídos?

La cera de los oídos se fabrica en unas glándulas especiales que tiene la piel del conducto auditivo externo, y su nombre técnico es cerumen. En el pasado, esta sustancia llegó a ser usada como bálsamo para labios y cataplasma para heridas, pero la cera de los oídos tiene otras muchas cualidades. Algunos estudios realizados recientemente señalan que funciona como un indicador de la acumulación de sustancias tóxicas en el organismo y podría llegar a ayudar a diagnosticar ciertas enfermedades.
Dentro del canal auditivo se encuentran unas células, únicas en nuestro organismo, que pueden migrar. Si colocáramos una gota de tinta junto al tímpano podríamos ver que, poco a poco, se desplaza hacia fuera por el movimiento de estas células. Sin este movimiento el canal auditivo se taparía con las células muertas del proceso natural de renovación celular. Este fenómeno también impulsa hacia el exterior a la cera, y se cree que el movimiento de la mandíbula al hablar o comer ayuda en el proceso.

¿Pero qué es la cera de los oídos?

La cera de los oídos contiene aceites pero, en gran parte, está constituida por queratinocitos, células epiteliales muertas, además de otras sustancias. Entre 1.000 y 2.000 glándulas producen péptidos antimicrobianos, mientras que las glándulas sebáceas cercanas a los pelos aportan a la mezcla alcoholes, una sustancia oleosa llamada escualeno, colesterol y triglicéridos. La cera también contiene lisozima, una enzima con propiedades antibacterianas.
Todas estas sustancias químicas especiales, que componen la cera de los oídos, combaten las infecciones que podrían dañar la piel del interior del canal auditivo. El cerumen también actúa como un escudo entre el mundo exterior y el tímpano, impidiendo que el polvo y la suciedad, que puedan entrar en el oído, avancen más, protege contra algunas bacterias y hongos, y su desagradable olor disuade a los insectos de entrar en el oído.