El uso de lentillas nos permite ampliar nuestro campo de visión. Nos dota de mejor perspectiva de los objetos y nos da mayor seguridad a la hora de realizar tareas comunes. Es posible que haya ocasiones en las que hasta se nos olvide que las llevamos puestas. Aun así, debemos evitar las siguientes acciones:
- No debemos usar productos de aerosol que puedan ensuciarlas mientras están puestas. Si esto sucede, quítate cuanto antes la lentilla y solicita una consulta con uno de nuestros profesionales, para que valore el estado de la lente y del ojo si fuese necesario.
- Recuerda no nadar con las lentillas puestas, ya que puede irritar el ojo y, además, podría ocasionar una pérdida de las lentillas. Si te sucede en una piscina o en el mar, es común no encontrarla. Acéptalo y la próxima vez recuerda no hacerlo.
- No toques las lentillas con las uñas, ya que se pueden dañar. Evita rupturas que puedan afectar al ojo en la colocación.
- No utilices utensilios para sacar las lentillas del estuche. Es vital para su conservación: recuerda que son muy frágiles y se pueden rozar con otros objetos.
- Consulta con el óptico antes de cambiar a otro producto de limpieza.
- Recuerda realizar revisiones periódicas para que no haya rozaduras en el globo ocular que a simple vista no se detecten.
- Evita desplazar la lentilla dentro del ojo. Siempre debe ser extraída del ojo de manera correcta, tratarla para su limpieza si fuese necesario y nunca mover la lentilla dentro del ojo.
- Mantenlas siempre limpias y desinfectadas: esto es imprescindible para su correcto mantenimiento.
- Recuerda que las lentillas son de uso externo y temporal. Eso significa que no debes llevar las lentillas puestas más tiempo de lo aconsejado.
- Respeta las fechas de conservación que aparecen en el exterior del envase. Es necesario reemplazar las lentillas tras su caducidad.
- Lávate las manos antes de manipular las lentillas. Esto evitará que gérmenes y patógenos ensucien la lente y, de manera directa, contagien tu ojo.